Tipos de placa base: elige la que mejor se adapte a tus necesidades

¿Conoces todos los tipos de placa base actuales? En función de tus necesidades, tienes a tu disposición una amplia variedad de modelos que las satisfarán todas. Para ayudarte en tu elección, en este artículo vamos a hacer un recorrido por todos los que puedes encontrar en el mercado.

¿Qué tipos de placa base existen?

Con el paso de los años, las placas base han ido evolucionando. En el pasado se comercializaban unos prototipos que resultarían incompatibles a día de hoy. No obstante, sigue habiendo diferencias entre las modernas que debes percibir.

Placas ATX

Se trata de una actualización de otras versiones más antiguas. Sus siglas proceden de Advance Technology Extended y tienen unas características muy interesantes que, sin duda, ayudaron a estandarizarlas en su momento. Poseen puertos integrados tanto de salida como de entrada, de manera que no necesitarás conectar otros chips adicionales para esta tarea. Sus dimensiones son de 305 x 244 mm, un tamaño que es válido para cualquier torre de gran envergadura.

Estos modelos destacan por contar con hasta 4 slots para la memoria RAM, lo que reduce los límites de la capacidad de la que puedes disponer en tu ordenador. Además, ocurre algo similar con los zócalos PCI, que se encuentran en mayor número. A través de estos puertos, puedes conectar la tarjeta gráfica, así como otras adicionales como una para la televisión o para Internet. Aunque las placas incluyen conexión Ethernet integrada, es posible que necesites wifi.

Por último, cabe reseñar su buena capacidad de ventilación. Al haber más espacio entre los diferentes componentes, el aire fluye más fácilmente y la temperatura no sube tan rápido como en otras.

Placas microATX

Se trata de una variación que aprovecha algunas de las ventajas de sus hermanas mayores para funcionar de manera óptima en equipos más pequeños. Su principal diferencia radica en el tamaño, que en este caso se reduce a 284 x 208 mm. Son adecuadas para equipos de oficinas y, al ser placas de menores dimensiones, puedes situarlas en barebones.

En lo referente a la conectividad, estos modelos recortan slots para la memoria RAM. Lo más habitual es que dispongan de 2 ranuras, pero también hay opciones con un único espacio para la memoria. Los puertos PCI se ven igualmente recortados, no obstante, no suponen una desventaja de por sí, ya que podrás conectar una tarjeta gráfica. Sin embargo, al estar diseñadas para equipos pequeños, es posible que la propia caja no permita su colocación.

Otra diferencia importante tiene que ver con las posibilidades de personalización, que en estas placas son más limitadas. Así pues, la BIOS no permitirá de serie que hagas overclock a tu procesador. Sus circuitos están diseñados para un uso menos intensivo y, por tanto, no es conveniente que las fuerces en exceso.

Placas miniITX

Estos prototipos han supuesto una revolución en la industria de los componentes. Sus proporciones de 170 x 170 mm las hacen casi 4 veces más pequeñas que una placa ATX. Su diminuto tamaño es perfecto para ordenadores de similar envergadura. Al igual que en el formato anterior, cuentan con 1 o 2 espacios para memoria RAM y con una única ranura PCI.

No son aptas para una tarjeta gráfica por varias razones. En primer lugar, el volumen no es suficiente. En segundo, sus dimensiones no permiten una buena refrigeración por aire, puesto que están diseñadas para procesadores de baja potencia. Por consiguiente, solo son capaces de eliminar el calor a través de ventilación pasiva.

¿Qué debemos tener en cuenta para elegir la nuestra?

A la hora de elegir una placa base, es crucial que tengas en cuenta algunos aspectos que repasaremos a continuación:

• Tus necesidades. Si quieres disfrutar de un equipo gaming que te permita jugar con libertad y emplear al máximo cada componente del ordenador, lo mejor es que optes por un modelo ATX. Una microATX también puede servirte, pero estarás mucho más limitado. Si, por el contrario, lo que buscas es uno que haga poco ruido, sea discreto, de bajo consumo y te facilite llevar a cabo todo tipo de tareas, una placa madre microATX será la solución. Por último, una miniITX solamente sería recomendable si lo que prefieres es disfrutar de un ordenador que pase desapercibido tras el monitor y que te posibilite ver películas y series sin nada de ruido.
• Compatibilidad con el procesador. Las placas base se diseñan para trabajar en compañía de algunos componentes concretos. Por tanto, el socket del procesador tendrá que ser el adecuado para que puedas comenzar a montar tu PC. Si alguno de los elementos no es correcto, seguramente acabarías dañando el sistema. Cada generación de Intel y de AMD cuenta con sockets diferentes, ten este dato presente.
• Memoria RAM. Cada una de las placas dispone de una tecnología y las memorias RAM de distintas velocidades que pueden ser DDR, DDR2, DDR3, DDR4 y DDR5. La placa base debe ser capaz de leer esta memoria y para ello tiene que contar con la misma tecnología. Es un dato fácil de encontrar y existen modelos adaptados a las opciones más modernas que son DDR4 y DDR5. No obstante, con la compra de placas base de segunda mano accederás a modelos más antiguos que son perfectamente compatibles con memorias de generaciones anteriores.

Del mismo modo, debes saber que con la compra de componentes para pc de segunda mano estarás ayudando al planeta a reducir la huella de carbono. Ten en cuenta que cada pieza de Cash Converters disminuye la necesidad de extraer más materias primas y de contaminar en la fabricación de una nueva. Además, cuando adquieres tus productos, todos han sido previamente revisados por nuestros técnicos para garantizar su correcto funcionamiento. Estamos tan seguros de lo que te ofrecemos 3 años de garantía, te los enviamos a casa gratis y te los financiamos.

Como has podido comprobar, elegir entre los distintos tipos de placa base es mucho más sencillo de lo que parece. Tan solo debes tener presente algunas peculiaridades de cada modelo a la hora de tomar una decisión.